jueves, 3 de mayo de 2007

DESCUBRA SI SUS HIJOS SUFREN DE INTOLERANCIA A LA LACTOSA


La deficiencia en la producción de la enzima lactasa, que desdobla el azúcar de la leche, provoca males digestivos.La leche es fuente de calcio y vitaminas, vitales para el crecimiento y desarrollo de los niños. Sin embargo, algunos de ellos no pueden disfrutarla porque son intolerantes a la proteína o al azúcar (lactosa) que esta contiene.Esto significa que carecen de una adecuada producción de la enzima lactasa a nivel del intestino, encargada de desdoblar dicho azúcar.Tal deficiencia puede ser congénita o adquirida. La primera se hereda y la segunda se produce, especialmente, por infecciones virales o por lesiones intestinales: desnutrición, diarreas prolongadas producto de parasitosis o enfermedades inflamatorias del tracto gastrointestinal. El inicio temprano de la alimentación complementaria en el bebé predispone a que la flora intestinal sea más sensible y desarrolle intolerancia. Cuando esta es provocada por un virus, la recuperación de las vellosidades intestinales donde se aloja la enzima se logra en 8 a 15 días, si existe un buen estado nutricional; al ser transitoria, el niño puede volver a su dieta normal de forma gradual. La producción de la enzima se activa cuando se ingieren lácteos.No descuide el calcioLa intolerancia se puede presentar en prematuros y en el recién nacido alimentado con leche materna de forma exclusiva, también si hay antecedentes familiares de alergia a la proteína de la leche de vaca o a la lactosa.La leche materna inicial es más rica en carbohidratos, entre ellos la lactosa. La madre, entonces, debe modificar su forma de amamantar: recomiendan vaciar bien ambos senos y evitar que el bebé lacte por períodos cortos porque entonces tomaría más lactosa y no aprovecharía los otros componentes. Cuando hay intolerancia, el niño debe evitar los lácteos y alimentos preparados a base de leche y suero de leche, como galletas, pan y postres. La eliminación de la leche puede causar deficiencia de calcio, vitamina D y proteínas, por lo cual se requiere un sustituto.Las leches deslactosadas y las fórmulas de soya son sustitutos adecuados para los bebés menores de 2 años y para los niños que empiezan a caminar, pero hay que fijarse que estas últimas no contengan lactosa, ya que en ocasiones se le adiciona suero de leche para mejorar su sabor, al igual que al yogur.Pruebas para medir la intoleranciaPara saber si se trata de una intolerancia congénita o adquirida, se efectúan tres pruebas básicas: hidrógeno exhalado (aumento del mismo en la respiración), biopsia intestinal (aunque se practica más para estudios) y prueba de d-xilosa (se administra en forma oral una carga de lactosa y a la hora y a las dos horas se efectúa una muestra de sangre para medir los niveles del azúcar). La prueba más real para el diagnóstico es la observación clínica: el menor ingiere leche y antes de una hora tiene diarrea explosiva.Señales inequívocasEn el recién nacido: distensión abdominal (el abdomen se inflama y se endurece), flatulencia (gases) y deposiciones líquidas y fétidas.El cólico del lactante puede tener como causa la intolerancia a la lactosa y en pediatría se distingue de la siguiente forma: llanto continuo durante tres o más horas en un lapso de tres o más días. El bebé encoje las piernas, su cara se enrojece y adopta una posición de defensa.En niños mayores: eructos, flatulencia, distensión abdominal, cólico, deposiciones semilíquidas, explosivas y ácidas que queman el área del pañal y ocurren después de la ingesta de leche. La pérdida de peso también es otra señal.Estos síntomas se alivian generalmente con la suspensión de los productos lácteos en la dieta, en cuyo caso se deben incorporar en la alimentación otras fuentes de calcio y vitaminas para evitar que el menor presente deficiencia de nutrientes básicos.

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